50000 horas / 50000 hours

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My father was imprisoned during the last Argentine military dictatorship. He spent 50000 hours deprived of his freedom in three prisons across the country (Devoto, La Plata and Rawson). Before being officially detained, he spent a brief period in an unknown location and was considered a missing person. Some time later he learned that he had been in the Federal Security Superintendency. He was 19 years old when he was arrested in the neighborhood of Villa Crespo and 24 years old when he was released on probation in Rawson, Chubut province. He gained definitive freedom at the age of 25, in june 1982. His story marked my childhood, I was decorating it with mental images and inventions. He never seemed like a victim to me but rather an adventurer in an impossible tale.

When I finally got to be the same age he had when he lost his freedom, I was a photographer who had recently emigrated to Canada. Those days, I compulsively photographed everything I saw: my brothers and sisters on my visits to Argentina, the people I was with, the reflections of the city in the stained glass windows, the cafes and the landscapes that I crossed from my houses to my many workplaces. Years passed and a thought kept visiting me: while I was growing up, in a parallel time line, my father was still in prison. The years between my 19 and my 24 were endless. At 25, as a magical gesture or perhaps as a tribute, I stopped having that thought and taking the camera with me everywhere. One day I was the exact age my dad was when he was released from prison. And something in me also broke free. Everything was, somehow, fairer: two 25-year-old free human beings walk the streets, one in the present and one in the past, recording images on their retinas and on their cameras while observing the world.The 6,000+ images I captured in my 50000 hours of freedom I could never group or view as a whole. They seemed countless disjointed scraps. Over time I realized that I wanted to show them simultaneously and, for that reason, many years later, with a selection of almost 500 photos (one for every 100 hours that my father spent in jail) I made a video entitled not surprisingly, 50,000 hours and dedicated, without any hesitation, to freedom.

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Mi papá estuvo preso durante la última dictadura militar argentina. Pasó 50000 horas privado de su libertad en tres cárceles del país (Devoto, La Plata y Rawson). Antes de estar oficialmente detenido, estuvo un breve período en una ubicación desconocida como desaparecido. Tiempo después supo durante esos días había estado en la Superintendencia de Seguridad Federal, en Moreno 1417. Tenía 19 años cuando lo detuvieron en Villa Crespo y 24 años cuando salió bajo libertad vigilada en Rawson, provincia de Chubut. La libertad definitiva la tuvo a los 25 años, en junio de 1982. Su relato marcó mi infancia, lo fui decorando con imágenes mentales e inventos infantiles. Él nunca me pareció una víctima, sino más bien un aventurero en un cuento imposible.

Cuando finalmente tuve la edad en la que él perdió su libertad, yo era fotógrafa y vivía en Canadá. Fotografiaba compulsivamente lo que veía: a mis hermanos y hermanas, a las personas con las que estaba, los reflejos de la ciudad en las vidrieras, los cafés y los paisajes que atravesaba de mis casas a mis trabajos. Pasaban los años y un pensamiento me visitaba continuamente: mientras yo seguía creciendo, en una línea temporal paralela, mi papá seguía preso. Los años entre mis 19 y mis 24 fueron interminables. A los 25, como un gesto mágico o quizás a modo de homenaje, dejé de tener ese pensamiento y de llevar la cámara conmigo a todas partes. Un día cumplí la edad exacta que mi papá tenía cuando recobró la libertad. Y algo en mí también se liberó. Todo era, de algún modo, más justo: dos personas libres de 25 años caminan por las calles, una en el presente y otra en el pasado, graban imágenes en sus retinas y en sus cámaras.

Las más de 6000 imágenes que capturé en mis 50000 horas de libertad nunca pude agruparlas ni verlas como un todo. Parecían innumerables retazos inconexos. Con el tiempo me di cuenta de que las quería mostrar en simultáneo y, por eso, muchos años más tarde, con una selección de casi 500 fotos (una por cada 100 horas que mi papá pasó en la cárcel) hice un video que se titula, no sorpresivamente, 50000 horas y está dedicado, indefectiblemente, a la libertad.